29.3.08

Leonor Watling como Audrey y otros de sus mitos

Entrevista y reportaje fotográfico publicado en la revista Elle. Texto por Almudena Ávalos. Fotos: Juan Aldabaldetrecu. Realización: Inmaculada Jiménez.

Se pone delante de nuestro objetivo para reencarnar a sus grandes mitos. Tomen asiento... Empieza la función.

De ella siempre se dice que está en su mejor momento, y es que desde que empezó su carrera ha sabido mantenerse arriba.

Roba horas al día para dar conciertos con su grupo, Marlango, con el que está de gira presentando su nuevo álbum, The electrical morning.

Tras el éxito de Los crímenes de Oxford de Álex de la Iglesia, pronto volverá a los cines con Lezione 21, de Alessandro Baricco. Maquillador, estilista, fotógrafo... todos están listos para convertirla en sus iconos: Warhol, Audrey Hepburn, Sara Montiel y David Bowie.

Al comienzo de la sesión parece tímida, pero se va soltando hasta acabar metiéndose al equipo en el bolsillo. Entre foto y foto se nos descubre con una mirada difícil de asimilar por su cercanía y picardía, unas ojeras que hablan de vida y una sencillez que invita a la conversación.

«Una vez dijo amor. Se poblaron sus labios de ceniza», recita a Luis García Montero, mientras se enciende su eterno cigarrillo, toma el tercer café y dice que le encanta el maquillaje. Así es Leonor, impredecible.


¿Eres de las que juegan a ser una mujer diferente en cada ocasión?

Desde que nacemos actuamos, igual que respiramos, pero yo, como trabajo actuando, hace tiempo que decidí ser dolorosamente honesta en mi vida.

Tener que ser una persona abierta por tu trabajo, ¿no te hace buscar una parcela en la que nadie te perturbe?

Necesito un cuarto de descompresión forrado de colcha blanca (risas). No, enserio, hacer puzles me encierra en una burbuja personal.

Entonces, por tu cumpleaños siempre te caerá un puzle, ¿no?

Qué va, porque soy muy tiquismiquis, y los quiero con un determinado tipo de pieza y que sean entretenidos. Tengo una mesa donde siempre hay alguno a medio hacer, pero he de reconocer que no todos los termino.

¿Hay algo que te caracterice cuando te sientes cómoda?

Sí, que estoy muy callada. Cuando me relajo soy observadora, aunque me den brotes de hacer el payaso, luego vuelvo otra vez a meterme en mí y me dedico a mirar.

Conciertos, rodajes, promoción... ¿tienes una escala de preferencias?

Por supuesto, cuando llego a casa necesito quedarme en silencio un rato. Tumbarme, apagar el teléfono y no estar para nadie: ni mi madre, ni mi chico, ni nada. Si tengo quince minutos me siento y miro una pared en blanco; si tengo media hora, miro una pared quince minutos y luego los otros quince hablo con la gente, y si tengo 45 minutos, pared, hablar y puzle... Así de sencillas son mis prioridades. Parezco muy calculadora, ¿no? (risas).

¿Cómo ha sido trabajar en la primera película de Alessandro Baricco?

Conocerle ha sido un verdadero viaje en el tiempo, porque él es la quintaesencia del italiano renacentista en todo: en su pelo, en cómo se viste, en su manera de hablar... Su inteligencia y su sensibilidad forman un binomio genial.

¿Has adelgazado para que no te vuelvan a preguntar si estás embarazada?

(Risas). Es que adelgazo y engordo con mucha facilidad. En Los crímenes de Oxford estoy como mínimo con seis kilos más, en plan supermujer italiana. Es gracioso porque Elijah Wood, que es el protagonista, y yo somos de la misma altura, pero le sacaba un cuerpo. En las escenas de cama es como para gritar «¡pobrecitoooo!». Pero Álex de la Iglesia quería algo carnal, y yo lo estoy más que nunca.

Sara Montiel era ese tipo de mujer, ¿no?

¡Claro! A mí me encanta Sara Montiel. Había pensado en disfrazarme de alguien español, como por ejemplo Concha Velasco en Las chicas de la Cruz Roja, pero Sara tiene más glamour, y al instante me vino a la cabeza Veracruz.

¡Cómo la miraba Gary Cooper!

Es increíble, eso era química. No es que antes las mujeres fueran más guapas sino que los hombres las sabían mirar muy intensamente y con mucha testosterona.

¿Qué harías si te despiertas una mañana en la cama y eres David Bowie?

¡Y tengo a Imán al lado! Lo primero que hago es coger el móvil y empezar por la ele a llamar a mis colegas y tomarme unas cervezas con Lou... ¡Lou Reed! Luego con la te llamo a Tom Waits. Y así uno por uno a todos sus amigos, como si fuera lo más normal del mundo.

Tú tampoco tienes mala agenda: Almodóvar, Coixet, Baricco... ¿Qué dicen de ti tus amigos?

Que soy una freak y una sabia. También me dicen que soy una persona práctica emocionalmente.

La prensa del corazón te persiguió en un momento dado, ¿qué se siente al verse en una portada?

La verdad es que mi vida es bastante aburrida, porque no hago más que trabajar. Descubrieron que salía con mi chico (el cantante y compositor uruguayo Jorge Drexler) cuando ya había pasado tiempo y fue a él al que peor le sentó. No tengo tele, ni leo esas revistas, así que me da igual.

Las canciones que escribes están llenas de poesía, ¿qué sueles leer?

Últimamente leo mucho a poetas como José Hierro, Emily Dickinson y Ajo, que es una micropoetisa genial que dice cosas como: Te quiero y me importas un pimiento, ahora no lo entiendes pero lo entenderás con el tiempo. Conocer a gente como ella es la suerte que te da el trabajar en esto.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor que te han dicho nunca?

Soy afortunada porque me dicen cosas maravillosas, pero lo mejor ha sido cuando me han dicho que soy buena amiga. Lo malo casi nunca me lo dicen a la cara, cosa que detesto, pero supongo que lo peor es que soy una egocéntrica.

¿Y te sientes identificada?

Bastante. Aunque yo creo que lo somos todos, ahora más que antes. Siempre hablamos de mi mundo, mi ética, mi...

¿Eres una persona romántica?

Soy más de fábula que de romanticismo. Las cenas a dos velas me inquietan y me ponen muy nerviosa. No concibo el amor de pareja eterno ni tampoco entiendo la palabra fracaso, son términos como inteligencia militar, que para mí no existen.

Las 10 caras de Leonor





























































































Siempre tengo en mente. El sexo, no lo puedo evitar. Tiemblo con El frío, soy muy friolera; pero también con mi chico. Me desarma Ver al que está enfrente de mí desarmado. No salgo de casa sin... La agenda, el tabaco, las llaves, un cuadernito...¡llevo siempre un bolso enorme y repleto de cosas imprescindibles! Una vez al día hago... Un crucigrama del periódico. Salto de alegría... Con un concierto en directo. Cuando quiero huir de todo Me escapo a la casa que tiene mi familia en Segovia. Me encanta Dormir en un hotel del centro de Madrid, aunque viva en esta ciudad. La última sorpresa que me he llevado Ha sido con el último disco de Radiohead.He llegado a la conclusión De que nunca llegaré a ninguna conclusión concreta. Me vuelvo loca... Y me cojo un avión para dar un abrazo a Thom Yorke de Radiohead. He tenido suerte... Al haber conocido a Pedro Almodóvar y a Alejandro Pelayo (compañero de Marlango). Una frase que me caracteriza es... Tengo una teoría.

Publicado en la revista Elle. Texto por Almudena Ávalos. Fotografía por Ximena Garrigues.

Leonor Watling, entre hadas y ninjas

Según la revista Fotogramas, Leonor Watling será un hada en The Magic Tale, inspirada en el cuento que su director y productor, Jordi Llompart, dedicó a su hija, muerta en África. La cinta, que narra el viaje a África de una niña, será la primera película española de imagen real estereoscópica en 3D. Produce Orbita Max y se rueda en Namibia, Suráfrica y Barcelona.

Otros proyectos que baraja la actriz son:
  • Norte, opera prima del escritor Javier Calvo, que se rodará en Irlanda con producción de Ovideo.
  • 14, la superproducción que dirigirá el brasileño Andrucha Waddington sobre un joven y seductor Lope de Vega.
  • Ninja Assasin, de James McTeigue, que rodaría en Berlín y le daría el papel de una investigadora de la Interpol que se enamora de un ninja.
  • Borderland, de Dror Zahavi.

Fotografía de Jerónimo Álvarez, perteneciente al portfolio del número 101 de la edición española de la revista Rolling Stone.

7.3.08

Leonor Watling en los Fotogramas de Plata


El pasado lunes por la noche se entregaron en la sala Joy Eslava de Madrid los premios Fotogramas de Plata. Leonor Watling acudió a la 58ª entrega de los galardones después de tener que perderse la gala de los Goya cuando ya tenía el vestido preparado por culpa de la faringitis que la mantuvo en cama por esas fechas. Leonor entregó el premio a mejor película, que fue a parar a La soledad de Jaime Rosales. Belén Rueda fue elegida mejor actriz de cine por El orfanato imponiéndose a la ganadora del Goya Maribel Verdú y a Blanca Portillo, ambas por 7 mesas (de billar francés). El premio a mejor actor de cine fue para Alberto San Juan por Bajo las estrellas.

Más información y fotos de los ganadores y los asistentes

3.3.08

Leonor Watling, "reina" del 100 de Rolling Stone

Leonor Watling es la reina del número 100 (febrero de 2008) de la edición española de la revista Rolling Stone. Leonor protagonizó quizás la portada más emblemática de la revista (nº58, agosto de 2004), la que cuelga ampliada en el despacho del director de la revista (imagen de la izquierda). Para su especial aniversario, Manuel Piñón la entrevistó en una entrevista nada promocional. Esto es un extracto de una larga charla:


Resulta que no me apetece decir siempre que todos los rodajes han sido geniales. ¿Qué pasa si uno ha sido horrible y lo digo? Sólo me ha pasado una vez, con Vicente Aranda en Tirante el blanco (2006), me habría ahorrado ese rodaje. Si no dices la verdad, que ha sido un infierno y que me habría pegado un tiro en la boca, no puedes valorar luego que un rodaje sea maravilloso. (...)

15 de febrero de 2003, leyendo en la Puerta del Sol junto a Pedro Almodóvar y Fernando Fernán Gómez el manifiesto contra la guerra de Iraq.

Eso fue bastante jodido para mí. Tuve que leer una cosa con la que no estaba del todo de acuerdo; lo que me habría gustado es decir lo que todo el mundo estaba pensando ese día: "No nos metáis en una guerra". Esos cuatro folios que me dieron estaban consensuados por las veinte mil asociaciones que habían convocado la manifestación, y para cambiar una palabra había que esperar a que se hicieran diez mil llamadas de teléfono, pedir no sé cuántos permisos y que te acabaran diciendo que no podías cambiar nada. Recuerdo perfectamente que tuve que decir textualmente "la experiencia democrática venezolana" [en alusión al gobierno de Chávez].

Con lo que ha pasado en los últimos meses, ¿qué piensas ahora de la "experiencia democrática venezolana"?

Lo mismo que entonces, que es una aberración, lo único que el tiempo me ha dado todavía más la razón. Pero claro, en aquella manifestación yo era un individuo pequeñito en algo enorme, mi ego ahí no importaba nada. ¿Te acuerdas cuando ETA asesinó a Ernest Lluch [noviembre de 2001] y Gemma Nierga añadió la palabra "dialoguemos" al discurso que se leyó en aquella manifestación? Se montó una bronca enorme. (...)

¿Ejercerías de portavoz en una manifestación en contra del canon digital?

No, porque no estoy en contra del canon, solo de que lo paguemos los usuarios y no las compañías que hacen dinero gracias a las descargas o las copias. Telefónica también debería pagar. Tampoco me parece bien que esos derechos de autor los gestione una entidad privada. Cuando algunos usuarios se niegan a pagar me suena igual que esos que dicen que no quieren contribuir a la Seguridad Social porque no piensan utilizar la red de hospitales públicos o la medicina convencional. (...)

En todas las entrevistas siempre estabas a punto de ir a clase o a alguna actividad 'extraescolar': francés, yoga, sesiones de acupuntura...

Ahora me pillas sin estar matriculada en nada, pero me voy a apuntar enseguida para sacarme el carné de conducir.

También que mezclas somníferos y alcohol -un chupito de vodka- para combatir tu miedo a viajar en avión.

No estoy particularmente orgullosa de ello. Eso sí, mi combinación no tiene tan malas consecuencias como la de Melendi, claramente. Pobrecito. Aunque yo si hubiera estado en el avión le habría matado. Supongo que se pasaría con el cóctel, te provoca un efecto paradójico y te excita en vez de dormirte.

"Que soy Melendi, que tengo dinero, que yo lo pago todo".

Esa frase es mítica. (...)

Habéis estado sonando todo el día, estabais hasta en la sopa. [Por la campaña navideña de El Corte Inglés, cuya música era de Marlango]

Yo es que he estado fuera prácticamente todas las fiestas.

¿Dónde?

En Uruguay.

Ah, qué bien.

...

Preguntando a diversos artistas sobre su portada favorita de Rolling Stone, Jorge Drexler respondió que no podía decir cuál era la suya porque "sería chovinista".

[Risas] Espero que se refiriera a la mía y no a una de Bunbury. Pero puede que no...

¿Tú sí te atreverías a seleccionar un disco suyo como álbum del año?

Tendría que pensarlo bien... Vaivén (1996) lo escuché mucho en su momento. ¡Kiko Veneno me encanta también! [Risas] Y Manolo García, Amaral... Hay tanta gente que en las entrevistas nunca nombro.

Sobre todo a Jorge Drexler.

Cada vez lo llevo mejor, pero hace dos años te hubiera cortado a la primera y te habrías acabado enfadando conmigo. Pero han pasado ya un par de años, somos pareja de hecho, estoy con él, estoy súper enamorada y todo es genial... Sobre todo porque ya no veo que se metan conmigo. (...)

1.3.08

Carta a El País de un cineasta de el país

Álex de la Iglesia, director de Los crímenes de Oxford, la última película de Leonor Watling, escribió este interesantísimo artículo para el periódico El País. Fue publicado el 6 de febrero.

Hace unos días tuve oportunidad de leer un artículo (sin firmar) en la página de opinión de este periódico [El Acento, 24 de enero de 2008] poniendo a parir al cine español en su conjunto, recomendándonos a todos poco más o menos que lo dejáramos y nos dedicáramos a otra cosa, que les haríamos un favor a los espectadores, hartos de nuestra torpeza. Si hablasen de mí lo entendería, porque para eso me pagan. Es mi trabajo y estoy acostumbrado. Pero lo que resulta indignante es que se juzgue con esa pasmosa ligereza a todo un gremio, a la profesión en su totalidad.

¿Se imaginan a alguien diciendo "todos los escritores de este país son aburridos", o "los pintores españoles cansan con sus cuadros de siempre", o "basta ya, por favor, de zapatos españoles, preferimos los italianos"?

Lo que realmente duele de estos palos no es la rotundidad con la que se formulan, sino todo lo contrario, lo alegremente que se escriben, como sin darles importancia. Da la impresión de que no afectaran a nadie. Y ahí se equivocan, porque el cine español no sólo somos cuatro torpes directores sin talento, sino cientos o miles de profesionales que viven de nuestras películas, muchas familias que tienen que buscarse la vida haciendo cualquier otra cosa, porque esto del cine cada vez se lo ponen más difícil.

Nadie nace sintiéndose parte de eso que se llama cine español. De hecho, cuando era joven era tan idiota que creía que mis películas iban a cambiar las cosas. Con los años he conocido a los profesionales que lo componen. Por eso puedo decir que estoy orgulloso de estar ahí, porque sé lo increíblemente doloroso que puede llegar a ser un rodaje, el milagro que supone el estreno de una película en un cine, y no digamos convertirla en un éxito.

Yo no puedo quejarme. Soy un privilegiado, pero intento no perder la perspectiva: amigos míos no tienen la suerte que yo. He visto películas magníficas que no duraban una semana en cartel y desaparecían para siempre. Por eso me gustaría comentar ese artículo. No sólo hablaba de mí, hablaba de amigos míos. Es cierto que no tengo ninguna necesidad. No es nuestro trabajo hablar de cine, sino hacerlo. Sin embargo, tengo la sensación de que es importante responder: si callamos parece que estamos de acuerdo, y os aseguro que no es así.

El artículo comenzaba hablando de cifras, y viene a decir que el cine español ha perdido 6,5 millones de espectadores. Estos datos dieron la vuelta a España en todos los periódicos. Lo gracioso es que, siguiendo esas mismas cifras, el cine "extranjero" ha bajado 12,5 millones. Casi el doble. O sea, que la noticia real es que todos los cines bajan, el francés, el inglés, el americano... No sólo el español, que curiosamente baja menos que el resto. Baja el cine porque todo el mundo tiene uno en casa, con Dolby Digital. El culpable es el DVD y las descargas por Internet, lo sabe todo el mundo. ¿Por qué cargar las tintas sobre el cine español? No lo entiendo.

Otra noticia falsa que nos tuvimos que tragar esos mismos días señalaba que la película más taquillera del año pasado fue Piratas del Caribe 3. Bueno, pues resulta que el Ministerio de Cultura no contabilizó los tres últimos meses (no me pregunten por qué). Contando el año entero, la más taquillera del año pasado fue una española, El orfanato, la espléndida película de Juan Antonio Bayona. ¿No es asombroso y terrorífico que nos echemos piedras a nuestro propio tejado?

En el artículo se menospreciaba, al mismo tiempo, el éxito de Javier Bardem y Alberto Iglesias con sus nominaciones a los Oscar, porque el trabajo de ambos "se enmarca en producciones hollywoodenses". ¿Menospreciarían los británicos el trabajo de John Hurt en mi película porque trabaja en una producción española? Además, ¿en qué industria cinematográfica han visto los americanos el trabajo de Javier y Alberto? ¿En la coreana? Dice el artículo "no es exactamente el cine español lo que se reconoce en los galardones". ¿Qué pasa? ¿Un actor o un músico español deja de serlo porque trabaja fuera? ¿Deja de ser español Fernando Alonso porque trabaja con Renault?

El último párrafo es realmente cruel. "Con unas cuentas o con otras, parece demostrado que el cine español interesa cada vez menos". Yo creo que está ocurriendo exactamente lo contrario, tras los últimos éxitos de El orfanato, El laberinto del fauno, Las 13 rosas, REC, y tantas otras, entre ellas la de un gordo impresentable que era número uno en taquilla el mismo fin de semana que se publicaba el artículo. Y después, ¿qué película era la más vista? Mortadelo, y no me parece precisamente una película extranjera.

Dice el artículo que nos limitamos a "tres o cuatro fórmulas" -la Guerra Civil, el drama social y la comedia de costumbres-. ¿Es eso cierto? Creo que no. No ahora. El cine de género ha vuelto, vemos películas de terror, suspense, vemos comedias y dramas, y además las nuevas generaciones apuntan alto: Los cronocrímenes, la estupenda película de Nacho Vigalondo, tiene dificultades para estrenarse aquí, en España, pero no para estrenarse en Estados Unidos. Las películas que se hacen en este país puede que sean mejores o peores, como todas, pero no son previsibles. No más que las de Hollywood, se lo aseguro, y si no pregúntenselo a Sandra Bullock. A todos nos gustaría poder ser igual de previsibles que Piratas del Caribe 3, pero no podemos porque necesitaríamos aumentar nuestro presupuesto unas cien veces para rodarla, y quinientas veces para promocionarla. Sin embargo, luego competimos en igualdad de condiciones y Jack Sparrow nos saca de los cines porque necesita nada menos que ochocientos cincuenta.

Pero actualmente, el cine que se hace en este país es muy diverso. El orfanato y La soledad compiten juntas en nuestros premios, y gracias a los académicos, la ganadora, cuya vida comercial en las salas había finalizado, puede tener una nueva oportunidad.

Una de las armas que a algunos periodistas les gusta utilizar es insistir en que el cine español está subvencionado, que malgastamos el dinero del contribuyente en tonterías que no interesan a nadie, que vivimos del cuento. Esto es injusto. Una vez decidí producir una película. Tuve que hipotecar dos veces mi casa para pagar los intereses de los créditos y así poder rodarla. Todavía tiemblo al pensar que puse en peligro a mi familia por una película. Para acabarla necesité seis veces el dinero que me otorgaba el Ministerio de Cultura. La subvención me llegó un año después del estreno, y con ella pagué lo que debía en hoteles y laboratorios.

Las subvenciones ayudan al cine, para eso están, como ayudan las que reciben los del teatro, los deportistas, los agricultores, los farmacéuticos o tantos otros. Pero no protegen. Yo no puedo comprar naranjas marroquíes en España, aunque se encuentren a 14 kilómetros y sean diez veces más baratas. Tengo que comprar naranjas españolas. ¿Se imaginan que ocurriera lo mismo con el cine?

Los productores en España se juegan la piel, como muchos otros profesionales, pero pocos son menospreciados en los periódicos como ellos. La gente no lo sabe, y por eso escribo este artículo. Creen que los del cine vivimos una fiesta continua, rodeados de canapés y champán. Y así debe ser, porque nadie va a ver una película de alguien que nos aburre con sus problemas.

Ahora bien, otra cosa es proyectar una visión malintencionada de nosotros. Lo que se decía en ese artículo sobre el cine que se hace en este país no es cierto. Y titular otro artículo "¿Por qué no gusta el cine español?" es tendencioso. Parece que existe la intención de darlo por hecho. Sería más respetable decir "¿Gusta el cine español?".

El público, a mi entender, y dicho desde la más profunda humildad, sigue apostando por nosotros. Nunca vamos a superar las cifras del cine americano porque literalmente es imposible, pero alguna que otra vez, gracias al público, lo conseguimos. Son algunos medios de comunicación (por razones que no voy a entrar a considerar aquí) los que intentan cambiarlo.

Imagen: cartel francés de Los crímenes de Oxford