24.10.07

Leonor, foto de portada en el diario 'Metro'






















Hoy el periódico gratuito de tirada nacional 'Metro' ha llevado a su portada a
Leonor Watling. En el interior, una entrevista con ella y Alejandro:


El humo de los cigarrillos y el ruido de las conversaciones de las mesas cercanas marcan el encuentro con los tres componentes de Marlango. Es media tarde, en un bar en el centro de Bilbao, una hora antes de hacer las pruebas de sonido para el pequeño concierto con el que quieren presentar su nuevo trabajo, The Electrical Morning. La primera pregunta es lógica: qué significa el título de su tercer disco. Leonor Watling y Alejandro Pelayo se miran a la cara y es finalmente el segundo quien se lanza a contestar: “El título hace referencia a esa hora en que termina la noche y empieza el día, ese punto de inflexión extraño en el que nadie está del todo ubicado. Ese momento un poco metafórico en el que nos encontramos como grupo, mudando la piel”.

¿Tiene que ver algo con el hecho de que hayan cambiado de discográfica?

El cambio fue una de esas cosas que pasan por encima de ti. Carlos, de Subterfuge, pensaba que estaríamos mejor si nos pasaba a Universal. En ambos casos, nos permitieron jugar. La única diferencia que existe es que ahora nos viene el taxi a buscar.

No es entonces ningún problema de libertad creativa…

La libertad es la que nos permitimos nosotros. Creo que somos muy controladores con nuestros hijos. Cuando nuestras canciones salen, lo hacen vestiditas, repeinadas, aseadas y perfumadas. Y un equipo de gente con mucho talento que las entiende, nos ayuda a ponerles el lazo.

Escuchando sus discos da la sensación de que existen dos grupos en uno, lo que se hace más evidente cuando suena la trompeta de Óscar Ybarra...

Realmente, hay tres en uno, porque es un número fundamental para no-
sotros, incluso inconscientemente. El primer disco se tituló con una sola palabra, el segundo con dos, este último con tres. También somos tres en el grupo y todas las canciones se sustentan como en tres palitos. Creo que Óscar brinda a los temas identidad, tanto en los discos como en el directo.

La gente habla de un sonido Marlango. ¿Han definido ustedes mismos ese sonido?

Es muy halagador oír que existe un sonido Marlango, pero creo que eso lo tienen sólo las bandas que llevan tocando mucho tiempo juntas. Interiormente no tenemos límites, no nos decimos: “Esto suena a Marlango, esto otro no”.

En el último concierto que hicieron en el Teatro Arriaga dijeron que hay canciones que se van desgastando según las escuchan o las tocan...

Cuando Leonor y yo escribimos los temas [–apunta Alejandro–] nos enamoramos de ellos. Cuando nos sale una canción no podemos disimular la euforia, incluso hay ocasiones en las que decimos: “Esta canción tiene que haber sido escrita ya, no se nos puede haber ocurrido a nosotros”. Y luego sucede como en las relaciones con otras personas: pasas del enamoramiento febril a un amor más tranquilo. Unas crecen en directo [–añade Leonor–] otras en el disco están muy grandes y en los conciertos se colocan en un lugar más tranquilo. Es divertido, por eso nos gusta tanto tocar.

Incluso lograban involucrar a todo el público silbando uno de los temas.

El Pequeño vals, sí. La gente es mucho más cariñosa con lo que hacemos de lo que podemos imaginar, y nos pasa muchas veces por encima. Otras veces somos nosotros los que le pedimos al público: “Por favor, participad”. Nos gusta que la gente no sea un mero espectador, somos seis personas en el escenario, y el público es la séptima. Depende de cómo se sienta esa séptima parte del grupo, las canciones pueden cambiar muchísimo.

¿Se imaginan Marlango sin alguno de los tres?

No sólo sin los tres que salimos en la foto. Tampoco sin los otros tres que nos apoyan por detrás con sus instrumentos.

Todos tienen trabajos paralelos al grupo, como si Marlango fuera una vía de escape.

Es el patio de recreo, el lugar en el que guardamos lo mejor de nosotros.

En sus discos hay siempre una canción escondida ¿Un juego para el oyente?

A veces nos cuesta mucho escoger. Casi todas las canciones, al nacer con piano y voz, se prestan a muchos arreglos. Para grabar tienes que escoger, y eso significa eliminar el resto de posibilidades. Siempre hay alguna que te da pena. Esta vez hay dos versiones de Hold me tight, con Jorge Drexler y sin él.

Precisamente Jorge Drexler y Miguel Bosé cantan dos de los temas. ¿Un contrapunto a la voz de Leonor?

Son amigos de última generación con los que hemos compartido escenario, que se han acercado a lo que hacemos y nos han dado lo mejor que tenían. Las canciones con ellos se han hecho mayores y han mejorado.